domingo, diciembre 26, 2010

Hoy que sé que vuelves

Al principio me costaba despertarme por la mañana sin tu risa sobre mi hombro y no poder espiarte cuando caminabas hacia el baño con la camisa que habías elegido tras dejar patas arriba el armario entero. Nunca comprendí que fueras capaz de pensarme dormida, con todo aquel escándolo ni el más profundo de los sueños habría pasado inadvertido tu ritual de las mañanas.

Quizás, pienso ahora, hacías todo aquel ruido a conciencia, para poder dejarme allí pestañeando y venir a terminar de despertarme a besos con el pelo completamente mojado, como el niño que sale del mar empapado y corre a abrazar a su padre para verlo estremecerse por una vez. Era imposible no sentir en esos momentos un sentimiento de amor odio hacia ti y hacia ese pelo mojado. Olías tan bien después de la ducha que no me importaba en absoluto tenerte cerca y despertarme con aquel olor a champú de mango y a pelo mojado y a fresco, pero fuera de la cama hacía tanto frío y a mí me gustaba tanto la sensación de calor bajo las sábanas que te maldecía por recordarme que fuera el mundo nunca era tan cálido. A tus besos los amaba, eso sí, era como levantarse por las mañana con un desayuno recién hecho, tostadas y colacao caliente y un croissant con mantequilla y un poco de queso, salado y dulce, todo mezclado, justo así eran tus besos. A veces incluso me levantaba saciada, con el estómago lleno de tanto beso.

La siguiente parte del ritual era la que más odiaba. Consistía en arrancar de cuajo todas las sábanas, las mantas, el edredón y mandarlo todo muy lejos, para que no me quedara otro remedio que levantarme a cogerlo si no quería morir de ese frío, con lo bien que se estaba bien tapada. ¡Cuántas veces lloré desconsoladamente para que no me quitaras las sábanas! ¡Al menos hoy no!, gritaba. Y tú ni caso, el frío, mi mirada de odio suavizada por los besos y mis intentos por recuperar las mantas siempre los combatías a golpe de abrazo. Te gustaba rodear mi cuerpo sin que quedara una pizca de mí que no estuviese en ti e incluso lo conseguías. Eras como una lapa, como una medusa gigante que te absorbe y se te queda pegada sin remedio, pero sentaban tan bien que a veces incluso podía volver a quedarme dormida en tus brazos, en tan sólo unos segundos, y a pesar de tus risas, tu pelo mojado, tu olor, tus besos.

Leer más...

miércoles, diciembre 15, 2010

Fénix

No sé mirar por encima de los infiernos que coronan todas tus sonrisas, ni junto a los plieges de tu cuello, pero sí encontrarme en el camino a tus labios el rubor de tus lágrimas, el sincero color sonrosado que toman cuando te avergüenzan mis miradas y lloras lágrimas con tornasoles dorados y cierras todas y cada una de las ventanas, que no nos vea nadie, que tus mejillas mojadas pueden iluminar la estancia entera.

No sé escaparme más allá de los mares que salpican cada guiño de tus ojos, ni junto a la mueca que forma tu sonrisa, pero sí perderme en el sendero a tus hombros, en la línea fina que marcan mis dedos sobre tus brazos cuando el imán de tu piel las atrae inevitablemente, y me visto de invierno, completamente tapada, porque me gusta ver cómo la atracción va arrancándome poco a poco toda la ropa.

No sé pelear allá donde se esconde el hueco de las flores que decoran tu risa, ni junto al lugar en el que tu pelo comienza a ondularse, pero sí despertarme acurrucada sobre tus párpados, acariciando la brisa que recrean tus pestañas, y me duermo desnuda y sola, que me encuentres así a tu vuelta, que no quiero dañar tus pupilas con mis tacones.

Leer más...

sábado, diciembre 11, 2010

¿Sabías que...

... uno puede pasar de la tristeza a la alegría y de la alegría a la tristeza así? ¿cómo por arte de magia? Como los pétalos que caen al suelo y desaparecen y vuelven a caer y el viento se los lleva de nuevo y es entonces cuando ya han caído todos, cuando te das cuenta de verdad que la rosa se ha quedado sin flores, vacía por dentro y por fuera, después de la tormenta.

A veces, basta un poco de sol y agua, para que esos tallos ahora vacíos vuelvan a florecer, a veces se necesita un poco de atención, cuidados y mimos, para que la flor aparezca mucho antes de lo esperado adelantándose a la próxima primavera. Otras veces... no queda más remedio que esperar a que el ciclo de la vida siga su curso.

Leer más...

domingo, diciembre 05, 2010

Ser Superwoman no es tan sencillo

Ellas también lloran, a escondidas, aprovechan cuando pasa alguna brisa para hacer creer al mundo que se les ha metido algo en un ojo.

Ellas también necesitan mimos, aunque nunca sean capaces de pedirlos, ni de reconocer que los necesitan.
Ellas también se cansan, estar de guardia 24 horas al día, para cualquier imprevisto que ocurra, cansa, dormir con un ojo abierto y otro cerrado también cansa.

Ellas son capaces de hacer varias cosas a la vez, de estar atentas a cualquier suceso, a la vez pendientes de cómo se encuentran sus amigos, de responder al teléfono, de escuchar la radio, de saber la última hora y consolar a un señor que llora, pero no siempre, 24/7 es demasiado incluso para ellas, pero la gente se mal acostumbra, los errores no se perdonan.

Ellas también sienten, también aman, también sienten cosquilleos, se apasionan, desean, besan, y todo eso sin perder la compostura y sin bajar la guardia.

Ellas también tienen dudas, también se confunden y a veces incluso pierden el norte, en el fondo aunque no lo parezcan también son humanas.

Ellas también ríen, y se comportan como niñas traviesas y juegan, y a veces se emborrachan, y a veces pierden la compostura y bailan desnudas por la calle y pasean agarradas a la mano de alguien por la playa.

Ellas también tienen miedo, a veces incluso mucho miedo, pero jamás lo mostrarán en público, lo impide el código de la profesión, pero a veces en la oscuridad de sus cuartos, antes de irse a dormir, se estremecen porque descubren que es ese miedo lo que hace tambalearse todo su mundo.

Ellas también sueñan despiertas y hablan dormidas, y descubren que son lo suficientemente débiles como para llevar toda la vida intentando ocultarlo al mundo, que son suficientemente sensibles como para que esa fachada pese cada día un poco más sobre sus hombros, pero también saben que la pared está construida a base de golpes y que se necesita un verdadero huracán para tirarla abajo, uno de esos que hace tiempo que no ocurren.

Ellas también sufren por las injusticias, por las burlas, sufren porque no valoran sus capacidades, porque se las tomen a risa, como a muchos otros superhérores antes.

A ellas también se les eriza la piel cuando una mano les roza, cuando sienten un beso que les acaricia el cuello, unos dedos que se aferran a su cintura, también sienten aunque contínuamente intenten ocultarlo.

Pero, lo verdaderamente duro de ser supermujer es aprender a callarse, día tras día, que lo que realmente necesitan es que las necesiten.

Leer más...

jueves, diciembre 02, 2010

Ni fu ni fa

Seamos de nuevo, repitamos, hagamos algo. Se me ha parado el reloj, aquí, en medio, en ninguna parte, ¿cómo se le da cuerda a un reloj que tiene la fecha de caducidad pasada? Quizás se le suman los segundos dejados en el tintero, como aquellos segundos, pueda volver a la vida. Recuperémoslos de la papelera de reciclaje, reciclemos los segundos en una tarjeta de memoria redonda, como la pila de este reloj de mano sin cuerda, bit a bit, segundo a segundo.

Demos marcha atrás, pongamos el reloj en hora, en ese segundo o ese otro, que ahora parece tan tan lejano. El tiempo no pasa si giramos hacia atrás las manillas de un reloj caducado, recargado con segundos reciclados que en su momento tiramos a la papelera. Podemos regresar... o no.

"O sea resumiendo estoy jodida y radiante, quizás más lo primero que lo segundo y viceversa".

Leer más...
Son tiempos difíciles para los soñadores...
Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Alnitak no se responsabiliza de las opiniones y comentarios vertidos por los usuarios. Cualquier sugerencia será bien recibida.


Ellos me contaron que...

Followers

  ©Template by Dicas Blogger.