Vivir sin aire
Prefiero morir de sueños.
Sí, prefiero hundirme en esta ilusión que me carcome el alma, enterrarme bajo las esperanzas en todo aquello que deseo, caer hasta la esquina que formarían tus brazos en mi cintura, enmudecer ante todas esas sonrisas que me enviaste mientras dormía, recordar como acariciabas mi pelo en un pasado que no existió, entristecerme a ratos por amarte tanto, desfallecer entre suspiros de amor por ti, agonizar por debajo de tu ombligo y sucumbir a ese deseo que nos mataba a besos en mis peores pesadillas, escapar al encanto inquieto y triste de la histeria compartida, de la locura repartida y la vida en tus ojos, perder la vida entre las manos que ni siquiera llegué a rozar, desplomarme en el lóbulo de tu oreja, perecer en tu pecho y apagarme poco a poco, beso a beso, y salir de este mundo por el hueco que te reservo entre mis piernas.
Soñar es desear sin cuerpo, concluir sin alma, perder la consciencia en las comisuras de tus labios y quedarme ciega mientras iluminas mi vida con tus ojos, extinguirme con cada roce imaginado y exprimirme con cada beso soñado, humillarme sin más dueño que mi propia imaginación, recluirme entre mi sábana y mi mente, olvidarme cuando mis dedos te persiguen y te desean hasta desfallecer.
Vivir de sueños es abandonar este mundo paralelo, esta vida inventada y llegar a sentir por todos los poros de la piel, rendirme cuando aún no ha comenzado la historia y escapar, escapar muy lejos donde los sueños no se acaban y la imaginación no depende de metros en hora punta o escaleras de caracol, huir en el silencio de mis propias palabras, llorar en el lugar donde el mar se tragará mis lágrimas, claudicar e instalarme en la tristeza mejor, refugiarme en un te quiero, desistir ante mi miedo y el tuyo, esconderme cuando suplico por ser vista, renunciar a morir sin ti y a vivir contigo.
Despertarme a medianoche y flaquear a tu lado es parte de ese sueño en el que vivo y prefiero vivir, parte del lado interno más fogoso de esta timidez externa. Por eso, prefiero compartir almohada con mi sueño, arruinar mi vida entre sus plumas, y caer en picado de esta nube, porque sólo así podré fallecer en vida, morir en sueños, sonreir en la tristeza, encontrar tranquilidad en este mundo de relojes andantes y princesas sin cuento, entregarme sin dudas y vivir, sí, vivir sin aire.
Sí, prefiero hundirme en esta ilusión que me carcome el alma, enterrarme bajo las esperanzas en todo aquello que deseo, caer hasta la esquina que formarían tus brazos en mi cintura, enmudecer ante todas esas sonrisas que me enviaste mientras dormía, recordar como acariciabas mi pelo en un pasado que no existió, entristecerme a ratos por amarte tanto, desfallecer entre suspiros de amor por ti, agonizar por debajo de tu ombligo y sucumbir a ese deseo que nos mataba a besos en mis peores pesadillas, escapar al encanto inquieto y triste de la histeria compartida, de la locura repartida y la vida en tus ojos, perder la vida entre las manos que ni siquiera llegué a rozar, desplomarme en el lóbulo de tu oreja, perecer en tu pecho y apagarme poco a poco, beso a beso, y salir de este mundo por el hueco que te reservo entre mis piernas.
Soñar es desear sin cuerpo, concluir sin alma, perder la consciencia en las comisuras de tus labios y quedarme ciega mientras iluminas mi vida con tus ojos, extinguirme con cada roce imaginado y exprimirme con cada beso soñado, humillarme sin más dueño que mi propia imaginación, recluirme entre mi sábana y mi mente, olvidarme cuando mis dedos te persiguen y te desean hasta desfallecer.
Vivir de sueños es abandonar este mundo paralelo, esta vida inventada y llegar a sentir por todos los poros de la piel, rendirme cuando aún no ha comenzado la historia y escapar, escapar muy lejos donde los sueños no se acaban y la imaginación no depende de metros en hora punta o escaleras de caracol, huir en el silencio de mis propias palabras, llorar en el lugar donde el mar se tragará mis lágrimas, claudicar e instalarme en la tristeza mejor, refugiarme en un te quiero, desistir ante mi miedo y el tuyo, esconderme cuando suplico por ser vista, renunciar a morir sin ti y a vivir contigo.
Despertarme a medianoche y flaquear a tu lado es parte de ese sueño en el que vivo y prefiero vivir, parte del lado interno más fogoso de esta timidez externa. Por eso, prefiero compartir almohada con mi sueño, arruinar mi vida entre sus plumas, y caer en picado de esta nube, porque sólo así podré fallecer en vida, morir en sueños, sonreir en la tristeza, encontrar tranquilidad en este mundo de relojes andantes y princesas sin cuento, entregarme sin dudas y vivir, sí, vivir sin aire.
6 comentarios:
Me ha encantado ese final
Hola AlNiTaK. Llevaba tiempo sin pasar por aquí -esta estresante vida...-. Quiero felicitarte por lo bonito que has dejado tu blog. Lo que no cambia, afortunadamente, es la sensibilidad de tus palabras.
Una filofobia pillada a tiempo,
es un amor ganado a sangre,
a versos de tu puño y letra,
es una vida en el momento exacto.
;)
Un beso de filofóbico perdido con ganas de sanar.
Soñar con tener uno de esos sueños en los que una princesa encuentra su cuento y escribe una de esas historias solo para mi.
Precioso, simplemente
te sigo leiendo !! tienes muxa sensiblidad!1!
pasalo bien kuidate
xaooo
salud
El de hoy sí que ha sido un post precioso...Me ha encantado. Yo también pienso que es mejor vivir soñando que sin soñar. Y genial lo los relojes andantes y las princesas sin cuento ;)
Besos.
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