A través de las rendijas
Madrid se viste de frío. Se viste de bufandas y de abrigos, se viste de gris.
[Cambiemos la escala de colores y redibujemos el mundo.]
Se viste de gris, pero es un gris dorado, azul, como este cielo que sonríe prepotente sobre nuestras cabezas. Y el frío se cuela por sus rendijas, esas que todos dejamos entreabiertas por miedo a perder los rayos de sol. Es un frío helado, constante, inteligente, que siempre sabe quienes no se han abrigado lo suficiente. Se esconde aquí o allá para aparecer cuando menos se le espera.
El frío de Madrid es astuto y descorazonado pero no profundo, no es un frío real, no te atraviesa a cuchilladas ni te congela el alma. Es un frío superficial, aparente, que viene con ganas de asustar pero le pierde su timidez y le pierde su pánico.
Ayer, él y yo nos sentamos a hablar con una cerveza de por medio. Me confió asustado que tiene miedo a desaparecer y que ya sabe que en algunos aspectos de la vida su marcha supondrá una mejora, pero que en otros Madrid, su contaminación y los madrileños podrían terminar pagando las consecuencias. Nuestra charla se alargó hasta muy entrada la madrugada, y con la perspicacia que me caracteriza conseguí que me contara sus miedos más secretos, aquello que le atemoriza de verdad, aquello que ve a través de las rendijas de las casas. Esas soledades eternas, ese orgullo petrificado, esos miedos helados, al futuro, al presente, al pasado; ese mundo que corre deprisa y se olvida poco a poco de amar despacio, esas tormentas internas que enmudecen el alma y congelan los sentimientos, esas miradas guardadas y esos silencios incómodos que pueblan el mundo.
Y luego se marchó, después de robarme las horas y arrancarme el corazón a hachazos. Se marchó, dejándome con esta especie de agua helada en medio del pecho, hurtándome mis emociones y olvidándome aquí, temblando de frío, odiándome por haberlo abrazado con tanta efusión y rezando por salir algún día de este gris oscuro.
El frío de Madrid es astuto y descorazonado pero no profundo, no es un frío real, no te atraviesa a cuchilladas ni te congela el alma. Es un frío superficial, aparente, que viene con ganas de asustar pero le pierde su timidez y le pierde su pánico.
Ayer, él y yo nos sentamos a hablar con una cerveza de por medio. Me confió asustado que tiene miedo a desaparecer y que ya sabe que en algunos aspectos de la vida su marcha supondrá una mejora, pero que en otros Madrid, su contaminación y los madrileños podrían terminar pagando las consecuencias. Nuestra charla se alargó hasta muy entrada la madrugada, y con la perspicacia que me caracteriza conseguí que me contara sus miedos más secretos, aquello que le atemoriza de verdad, aquello que ve a través de las rendijas de las casas. Esas soledades eternas, ese orgullo petrificado, esos miedos helados, al futuro, al presente, al pasado; ese mundo que corre deprisa y se olvida poco a poco de amar despacio, esas tormentas internas que enmudecen el alma y congelan los sentimientos, esas miradas guardadas y esos silencios incómodos que pueblan el mundo.
Y luego se marchó, después de robarme las horas y arrancarme el corazón a hachazos. Se marchó, dejándome con esta especie de agua helada en medio del pecho, hurtándome mis emociones y olvidándome aquí, temblando de frío, odiándome por haberlo abrazado con tanta efusión y rezando por salir algún día de este gris oscuro.
[Cambiemos la escala de grises y redibujemos el mundo. Por favor.]
Alnitak. Epicentro 2.5: El Frío
12 comentarios:
Alnitak, esta vez no me queda más remedio que felicitarte de todo corazón, Este texto me ha impresionado por su sentimiento, su claridad, su perfección. Mi enhorabuena... es qué no sé qué más podría decir al respecto. Sólo una reverencia ante tí, por ofrecerme este micro-relato de tanta calidad. Besos.
dile al frio de madrid que llueva sin precipitarse, las prisas nunca fueron grandes empresas...
una verdadera belleza
Solo me queda entonces
saludar a ese corazon que late
a esa alma sensible
desde mi propio corazon
Paris para vestirse de gris siempre es la mas bonita.
El gris, entre los puntos de color definido, tiene el picmento "vivido" con mezclas de arribas y abajos.
Muy bonito.
Madrid arde cuando viene de jueves contaminado y calles de cristal,
se ilumina por San andres,
cuando a media tarde se agazapa para mirarnos en secreto,
desde el 2 de mayo...
Cuando viene com paso militar en Santa Eugenia y de aperitivo por la cava baja.
Madrid puede tener la escala de grises mas completa,
los colores mas vivos,
las sombras y las luces,
pero Madrid somos nosotros.
Me has gustado muchísimo!
El frío, cómo no, podría ser de otro color...
no tiene porqué ser gris y si lo es... podríamos darle un tinte ecológico.
Sea como sea en Madrid no puede tener otro color que el gris... y si lo tiene lo perdió porque aunque Madrid, por momentos y por zonas tenga vivos colores... acaba descorazonando como ese frío y volviendo gris hasta al arcoiris.
Pasaré de visita con mi abrigo de colores que siempre quise desteñir un poco.
Felicidades por tu micro relato. Me encantó.
al menos no llovía...
te doy la razón, en lo de frío y descorazonador...pero también creo que es algo más inofensivo de lo que parece. cuando viví en Madrid, siempre pensé que era un frío más de mentira que de verdad, un frío de pose (!)
va el abrazo
madrid
siempre me sonríe cuando voy a visitarla
y por eso
me pongo mi bufanda de colores
y me pinto los labios
con la mejor de mis sonrisas
un beso en el cielo
un sueño arcoiris
adoro Madrid en invierno..
(qué bonito el texto)
Las nieves de la Costa del Sol, 'el yeti aseitunero' y yo nos sentamos ante una botellita de ron a espiarte a través de la rendija; el frío de Madrid nos calentó el corazón y algún que otro duende durmió empapado por sensaciones ajenas...
Publicar un comentario