Mi pequeña muerte
Para esos lectores anónimos
que siempre me leen,
y para Dani, por sus inestimables consejos.
que siempre me leen,
y para Dani, por sus inestimables consejos.
Mi orgasmo es una noche de fuegos artificiales
y ese hormigueo, continúo, cauto,
apenas audible,
que comienza allá
en la punta de los dedos de los pies
que recorre esos lugares que pensé inexistentes,
en el rincón luciérnaga de la mácula
que ilumina mis ojos.
Es una explosión perfecta de caramelos de sal
y de fruta
en paladares expertos,
es el porqué de los cuerpos celestes
que desenredan los hilos de sus vidas
para descubrirse inmortales
eternamente efímeros
placenteramente exánimes.
Es, en su etimología: arduo,
apenas cansado,
adrenalina digestiva que se esparce
en la montaña rusa de mis venas,
durante el último tirabuzón
que deja marcharse el gas hilarante hasta la médula,
infinito en el ocaso.