Desiderátum
Mi príncipe tiene los ojos grises y no es azul,
es verde como los narradores de cuentos,
a veces le asaltan los deseos en el pecho
y le torturan las miradas -las de otros-,
cuando se encuentra solo, a oscuras, en silencio.
No le molestan los retortijones de los desengaños
ni el sabor agrio de las penas susurradas al oído,
no le asusta el desencanto de los finales punzantes
ni las pestañas heridas en las derrotas ganadas,
y a veces, sólo a veces, duerme.
Él tiene como única adicción reconocida
Robar los deseos en las fuentes millonarias
asiste a sesiones de terapia en Roma -y en Kansas City-
con otros secuestradores de sueños , y perfecciona
rituales para lanzar al agua sueños propios.
Mi príncipe vive de contar lunares en la espalda
Y recibe pagas extra por descubrir a Orión
junto al trapecio, y guarda girasoles en la retina
en las noches de lluvia dulce y desencuentros
y, a veces, sólo a veces, duerme.
2 comentarios:
si fuera una cata diría que tiene un retrogusto a Bukowsky...
tu príncipe es un absoluto idiota si no deja de secuestrar sueños ajenos y construir los suyos, o los vuestros.
Me gusta la idea de guardar girasoles en la retina. Una narración espectacular.
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