Viento en popa a toda vela
Volvamos atrás. Atrás en la historia, atrás en el mundo, atrás en el sueño. Si me dedicas tus besos de nuevo, podré ser capaz de descubrir mil canciones bajo tu almohada y robarle al tiempo los sentidos y los silencios como antes lo hacíamos. Volvamos atrás. Atrás entre los besos de la gente y las lágrimas de los alegres, entre aquella sonrisa y la mía bajo la luz de la farola que nos despidió en el puerto. Permíteme rozar apenas ese pelo y contar los pasos que hay desde tu boca hasta el lóbulo de tu oreja, reanudar los viajes en tu cintura, y sentir bajo mi piel el roce de tus manos.
Si la vida nos diera un minuto, sólo un minuto más, regresaría a ti sin duda, a perfilar la comisura de tus labios y a robarte los suspiros bajo las sábanas. A quererte como nunca te quise y adormecerme en tu regazo como si el mundo aún pudiera ponerse en pie. Ya sé que nunca te quise, ¿pero no puede la vida hacerme cambiar tanto? Quizás habría preferido amarte menos y quererte más, sobre todo si eso te hacía permanecer a mi lado y me permitía volver a sentir tu aliento junto a mi nuca. Sobre todo si eso me hubiese ayudado a continuar navegando sola, como siempre, sin tu ayuda.
Me prometiste que te quedarías aquí para siempre, aquí en este cuarto cerrado, con este millón de estrellas bajo mis ojos, a navegar desde este barco, viento en popa a toda vela, y evitar pisar el suelo para que ese tiburón llamado realidad que se encuentra bajo nuestros pies viniera a destrozar mis sueños. Prometiste quedarte aquí a mi lado escuchando el mar, con la brisa que empapaba mi pelo con descaro; rescatando juntos los delfines, jugando con los caballitos de mar y superando tempestades. Permanecer aquí asidos a este timón que llevábamos siempre juntos, siempre los dos, siempre.
Pero mentiste, y la mar no es clemente con los errores, y me ha dado su permiso para castigarte. Ya no importa cuánto supliques, ni que me denuncies en los siete mares, ya no importa que grites a pleno pulmón porque nadie va a escucharte, no te sirve de nada suplicar mi perdón, ni gimotear por tu vida, ni desear otro sueño, porque la mar no perdona y tú te has ganado a pulso permanecer encerrado dentro de mi camarote.
12 comentarios:
Estaba buscando algo sobre la entropía y he ido a parar a un post tuyo del 13 de julio del año pasado.
Me he sentido tan a gusto dentro del desorden ordenado de tus palabras que la tendencia a dicha entropía me ha llevado más allá.
Me ha sorprendido encontrar en tu blog pequeños detalles recurrentes en mi vida: una foto de Amélie, una cita de Ciudadano Kane, esta insoportable levedad del ser... y, sí, yo también somatizo en mi estómago la incertidumbre que provoca el caos.
Puede que estos sean temas comunes para much@s de nosotros, o también puede que no. En cualquier caso, me ha gustado tu forma de expresarlos, tu sensibilidad.
Me temo que como sigas así, vengo para quedarme.
Gracias por haber aparecido de repente.
L.
beorbi@hotmail.com
Algo en el dolor roto que describes, que se cuela por cada letra, ha hecho humedecer mis pupilas y mi sentido de la realidad.
Hoy no es un buen día para sentir...
Un abrazo muy fuerte
eres increible !!!
gracias x tener la oportunidad de leerte.
Se volvieron a abrir heridas que creía olvidadas, tus palabras se clavaron en mi alma.
y tras la tempestad...la calma de los sueños sólo tuyos; la posibilidad de convertir las realidades en peces de colores, la emoción de mirarte sobre un espejo de agua y verte a ti misma toda la Tierra.
Y más allá del mar, te espera el mar.
@ L. Mil gracias a ti. Tenía un día horrible y leer tu comentario nada más levantarme, me dejó con una sonrisa en la boca para el resto de la jornada. Esas son las pequeñas cosas que me hacen feliz.
@ Alice y Antigóna: Lo siento. A veces puedo remover cosas que no pretendo. Un abrazo enorme también para ti.
@ Tinkerbell: Gracias. Yo no puedo leerte a ti, no me deja ver tu perfil.
@ Amandine: Sí, aún espero que la realidad se convierta en peces de colores, mientras... me quedo con tu duende un poco más. ;-)
Con o sin peces el mar es presioso...
A los que se amotinaron, mansalos apresados a la santabárbara del buque, sin contemplaciones
Es cierto, el mar no perdona...
Como no perdonan los sentimientos traicionados..
y todo lo que no perdona...deja cicatriz.
Espero que puedas llevarla, Al.
Besos y estrellas.
(el texto es precioso, como siempre)
G.
el tiempo no perdona, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, devemos levantarnos no mirar atras y intentar desligarse de un pasado que ya no puede ser
muxo muxo dolorrrrr!!!mas dosis de despreocupacion en la vida , las mareas dependen de la luna !!
adeuu
@rodrigo: Sí, pero en tiempos de tormenta nos cuesta recordarlo.
@detective: Están amarrados desde hace días y sin posibilidad de perdón.
@Gaby: Las cicatrices son heridas curadas y es fácil llevarlas, lo que cuesta aceptar es el dolor de las heridas sin cicatrizar.
@g-russo: Eso intento, en eso estamos.
@didac: Sí, la luna, esa que tanto se empeña en meterse en mi casa.
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