sábado, enero 17, 2009

A veces dudo...

A veces dudo de tu presencia, de que me tengas en cuenta, y entonces se me abre la herida que me deja tu partida.

Es el estribillo de una canción, es la banda sonora de una película y posiblemente la banda sonora de muchas vidas. Quizás debería buscar una forma más sencilla, más propia, más mía, de decirte lo que siento, pero siempre supieron los demás describir mejor mis sentimientos que yo misma.

A veces me entretengo dibujando historias que no pasarán, y leyendo la sipnosis de alguna película que ni siquiera llegará a grabarse, pero en el fondo sólo intento dispersar mis pensamientos para no recordar que te echo de menos.

Ya ves, no me sobran las palabras, cuando se trata de explicar cómo me siento se crea un nudo en mi interior que me colapsa y me desespera, y me quedo aquí sentada, delante de esta hoja en blanco sin saber qué decir.

Y me dedico a dar vueltas sin sentido, a dar vueltas alrededor de mí misma, de mi mundo, a dar vueltas alredededor de la nada, de este papel vacío y de un sinfín de historias sin final.

A veces creo que te invento para poder seguir viviendo aunque sea una quimera.

[La canción me ayuda a continuar sintiendo, antes de que vuelva a perderme por las ramas.]

A veces tengo la sensación de que no estás, de que vives en un mundo paralelo que sólo se cruza con el mío en momentos concretos y que sólo nos permite compartir un par de segundos de su tiempo.

Pero sé que estás ahí, sé que eres real, y cuando vuelvo en mí y soy consciente, entonces no entiendo nada, entonces me cuestiono, y te cuestiono. No quiero convertirme en una obligación más, en una cita obligada cada dos meses por prescripción médica o propia o qué se yo. ¿Qué fue de la espontaneidad? ¿Qué fue de la risa? ¿Qué fue de la vida?

Me gustaría que realmente nos viésemos porque quieres verme, que me beses sólo cuando te mueras de ganas por hacerlo, que me descubras junto a ti sólo cuando me sueñes, y que quieras estrujarme porque realmente necesitas lo que te aportan mis abrazos.

Si no, nada tiene sentido. Quiero dejar de ser una obligación, prefiero ser entonces una amiga con la que tomas un café los domingos por la tarde, dos besos en la mejilla y un a ver cuando quedamos como despedida. Es mucho más sencillo, más verdadero y mucho más sano.

Mientras tanto, estaré por aquí, acumulando películas y libros para completar mi ración semanal de endorfinas y sintiendo, intentando sentir de verdad, intentando sentir la vida.

Y me peleo porque dicen que el que algo quiere algo le cuesta, y ese fantasma no me deja y yo me canso de luchar.





*Canción Imaginarte de Alba Gárate (LANTANA), parte de la banda sonora original de AzulOscuroCasiNegro, nominada a los Premios Goya 2007 como Mejor Canción Original

Leer más...

jueves, enero 15, 2009

Algodón de azúcar para llevar


Domingo y festivo. Días que la gente odia porque no suponen un día menos que trabajar y se pierden en el calendario disimuladamente.

Hace más de media hora que la espero. Siempre llega tarde, no tiene remedio. Se supone que íbamos a pasear y a tomarnos un café a solas, por fin. Estoy harto de sus amigas, de sus amigos, del cine y las visitas a la tienda de cómics. Se piensa que porque le guste jugar a las Magic puede ir por ahí alardeando sobre lo mucho que sabe sobre juegos de rol y se considera toda una experta.

El mensajito de llego tarde que se me escapó la guagua no podía faltar. Quien me mandará a quedar con ella, si ni siquiera tiene sentido cantarle las cuarenta. Estoy harto, harto de andar suplicándole para quedar, harto de que no sea capaz de callarse cuando le hablo y harto de aparecer en el último puesto de su lista de amigos.

Hay gente que da y otros que se limitan a recibir. Ella es de los segundos. Llega aquí y pone esa carita de me alegro mucho de verte y se piensa que todos los problemas del mundo se solucionan inmediatamente y que estoy aquí a su disposición como si no tuviera nada mejor que hacer.

Luego me tocará escuchar sus historias, consolarle las lágrimas y verla marcharse sin que haya podido explicarle lo que me pasa. Pero esta vez no. Esta vez necesito hablar con alguien y sé que ella puede escucharme, y si no puede lo va a hacer porque ya está bien de dar y no recibir nada a cambio.

A la mierda el chico que la sigue a la universidad o el que se le declaró hace dos semanas en una fiesta de la universidad, no me importa una mierda lo que haya pasado con ellos. Y a ella tampoco deberían importarle.

Está encerrada en su maraña de pensamientos, liando y construyendo historias que nunca suceden, levantando castillos en el aire y viviendo su vida como si se tratara de la nueva temporada de Ally McBeal. Y nosotros, personajes de una novela que nos comportamos como tales, y ella la pobre víctima que nunca está a la altura del papel de la protagonista, y a la que por tanto no le queda otro remedio que echarse a llorar continuamente y sin razón aparente.

A la mierda su novela y a la mierda ella. Lleva 45 minutos de retraso y estoy hasta las narices de esperar. En la esquina del parque está el puesto de dulces como siempre que hay fiesta en la ciudad. Aún guardo el recuerdo del primer algodón de azúcar que compartimos.

Estoy harto de esperar. Me voy a casa. Ni se te ocurra llamarme que no estoy de humor.

Que llore ahora. Que llore todo lo que quiera. Yo no tengo por qué seguir aguantando estas cosas. Voy a comprar un algodón de azúcar y me marcho. No me vendrá mal algo dulce para quitarme este mal humor.

-Yo me voy contigo así que tendrás que pedir el algodón de azúcar para llevar ¿no?

Y sonríe como si no pasara nada. Tendrá morro.

-Siento el retraso.

Leer más...
Son tiempos difíciles para los soñadores...
Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Alnitak no se responsabiliza de las opiniones y comentarios vertidos por los usuarios. Cualquier sugerencia será bien recibida.


Ellos me contaron que...

Followers

  ©Template by Dicas Blogger.