sábado, agosto 16, 2008

Té con canela

Entonces me bastó con mirarlo a los ojos y saber que se había acabado, que el tedio nos había ganado la partida y los años nos pesaban en el aire y el silencio nos ahogaba con su voz, me bastó llegar aquí y decirle que ya nada podía ser igual, que lo nuestro no tenía solución, y verle llorar, suplicar, más tarde maldecir y hacer maletas y gritarnos mutuamente y un sé que en el fondo me amas, y me voy no quiero ser un estorbo, iré a casa de mi madre, no olvides apagar el gas esta noche y regar las plantas del balcón y dar de comer al gato, que lo nuestro no funciona puedo entenderlo, pero no te dejes comer por la casa que te conozco, cariño, y llámame para cenar algún día y lo hablamos con calma e intentamos afrontarlo como personas adultas y si es lo mejor para ti, puede que lo mejor para los dos, dejémoslo así y probemos a echarnos de menos y mejor seguir con nuestras vidas y empezar de cero que no nos vendrá mal.

Pero luego fue un echar de menos de repente su aliento junto a mi nuca y las velas de la habitación en Padua y el olor de su pelo en las noches de lluvia, recordar los nombres de las plantas del balcón y sus masajes para ojos cansados entre tormentas de caricias, y un no tengo paciencia, quizás de eso también se trata el amor, de aguantar y despertar y evitar la rutina, pero yo no tengo paciencia, y de pasar errores y de seguir queriendo a pesar de todo y con todo, y es que no tengo paciencia y no puedo seguir así toda la vida, mi madre ya lo decía, te vas a quedar sola, no sé soportar los errores del otro o no sé amar de verdad, quizás me esté equivocando y no lo sé, quizás una oportunidad más.

Y fue un verlo bajar con los bultos la escalera y perderle de vista y escuchar el rumor de pasos y escalones y el ruido de la calle al abrir la puerta principal y darme cuenta de que eso no era el final y escapar, y correr y perseguirle en la calle y pedirle que no se fuera y un pero si nosotros nos queremos y un abrazo, y ven que te ayudo, prepárame té con canela que yo no me apaño sola. Luego venir juntos a casa, deshacer maletas y hacernos el amor en el suelo del salón, y poner la música y volver al silencio, y odiar a ratos nuestra rutina, y empezar de nuevo, que esto no tiene sentido, que ya no tengo claro que nos ata, por qué estamos juntos si nos cruzamos y nos saludamos como desconocidos durante el desayuno, que ya han pasado cuatro años, puede que cuatro años con la persona equivocada o la que merezco, pero por qué no acabar con todo, si no fuera por los recuerdos, cenemos juntos, no tengo hambre, no me molestes, estoy trabajando, y respirar el olvido y volver a las noches a solas, y al dormirme en silencio y a oscuras y despertarme con el olor a colonia barata de mujer, y esperar al día siguiente, y dejarme acompañar por la almohada y rellenarla con lágrimas, y saber que se ha acabado, que el tedio nos ha ganado la partida, que los años ya nos pesan en el aire, que no tengo paciencia, y qué desastre, y escuchar la llave en la puerta y unas voces, y hacerme la dormida y tener paciencia y esperar.


Leer más...

viernes, agosto 01, 2008

Días sangrientos

Siento que me muero en la agonía de tus besos y en el silencio subrepticio de tus gemidos que ponen sintonía a nuestros amores sacrílegos. Esos días soy capaz de arrebatarte el azul de tus ojos, cortarlo a pedacitos de cielo y dejarlos para tomármelos con los postres.

Me gusta llamarlos días sangrientos en los que tu presencia me deja sin respiración y decidimos morir juntos, cortándonos las venas a pares e intercambiando nuestros fluidos por jeringuillas limpias.

Son también días de abordaje en los que te conviertes en mi única tierra firme y el loro del capitán se cansa de imitar tus gritos ahogados a medianoche. Secuéstrame bucanero es tu súplica continua mientras me pides que te haga caminar en la tabla que separa estos dos mundos antes de clavarte mi espada y arrojarte al mar.

Tú siempre preferiste los días de magia negra en los que me arrancas el alma a dentelladas y me reduces a tus deseos prohibidos mediante pócimas que transforman mi voluntad y amenazas de juguetear a escondidas con un muñeco que se parece demasiado a mí.

Pero hoy me apetece un día de cadenas y sumisión absoluta en el que puedas tratarme como un perro callejero siempre a tus pies o te declares mi esclava fiel bajo los efectos de la hipnosis y el dolor del látigo.

Permíteme vendarte los ojos y déjate llevar.


Leer más...
Son tiempos difíciles para los soñadores...
Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Alnitak no se responsabiliza de las opiniones y comentarios vertidos por los usuarios. Cualquier sugerencia será bien recibida.


Ellos me contaron que...

Followers

  ©Template by Dicas Blogger.